Muerte del Chacho Peñaloza

Va  clamando el viento por la Plaza de Olta

Angel  Vicente Peñaloza

Criatura ardiente de misterios valerosos

asesinado en los descuidos del cansancio

 

Tu  oreja

es  un cometa insinuante

que  transita por la tierra,

bullicioso  pájaro

alborotador  de caminos

 

Andabas por los cerros con aire libertario

Galopabas un país con ruidos de montañas

mientras los mayordomos

sanguinarios procónsules centralistas

saqueaban con furia

los frutos heroicos de tus hombres

 

Capiangos de fuego

arrebatados por el coraje y la ternura

 

La Rioja,

tierra tostada a la sed

 

Cómo no iban a impregnarse de duendes tus centauros

Puyo de jarillas aromante

has crecido en hierba permanente en tu pueblo,

gaucho estable del aire.

 

El noroeste se humedeció con la sal de las muchachas

Ecos de silencio y pena rodaron por los Andes

 

La garúa insistía con su anuncio macabro

mientras la greda se apretaba dolorida

Porque un hombre de barbas polvorientas

confiado andaba en diálogos con la muerte y sus fechores

 

Y un lanzazo traidor y liberal

se clavó en el pecho de un riojano

Era el estampido oficial de una historia extranjera

Los buitres de la infamia

con su burla de  civilización cogotuda

Estirados doctorcitos de mandioca

 

Una cabeza se mostraba en Olta,

y en sus ojos tiernos se dilataba la dulzura

de morir en los llanos

donde  aún gotea la sangre acusante

 

Y hoy te ríes hermano, y no sabes cómo fuimos degollados.

Y un vino es poco para el zapato que nos pisa la sonrisa

Una vincha antigua ha quedado en la palabra

enlazando  cañones y desprecios

entre  tantos herrumbres de bronces y sostenes.

 

Francisco Squeo Acuña